Concepto
El sesgo de normalidad es un fenómeno que lleva a las personas a subestimar la posibilidad de que ocurra un desastre o evento extraordinario. Esto ocurre porque los individuos tienden a creer que las cosas seguirán siendo como siempre han sido, incluso ante las señales claras de peligro. Como resultado, las personas no se preparan ni reaccionan de manera adecuada ante las situaciones inusuales o catastróficas. Este sesgo se relaciona con la disonancia cognitiva, ya que se produce una tensión entre la percepción de riesgo y la creencia irracional de que “todo seguirá normal o igual”.
Ejemplos
A pesar de las advertencias de un posible desastre natural, muchas personas se niegan a evacuar o a tomar medidas preventivas. Por ejemplo, durante una alerta de huracán, algunos habitantes de las zonas costeras pueden ignorar las recomendaciones de las autoridades y quedarse en sus hogares, confiando en que “nunca ha pasado nada grave antes“, lo cual refleja el sesgo de normalidad.
Durante los períodos de estabilidad económica, las personas suelen pensar que la economía seguirá funcionando sin mayor problema. Antes de la crisis financiera del 2008, muchas personas y empresas no tomaron las precauciones necesarias porque creían que los mercados seguirían estables. La confianza en la continuidad de la “normalidad” los llevó a una falta de preparación ante el colapso financiero.
Un gran ejemplo fue la pandemia de COVID-19. En los primeros meses del brote, muchas personas y gobiernos subestimaron la magnitud del riesgo y creyeron que el virus no se esparciría o que se controlaría sin complicaciones. No obstante, a pesar de las señales de alerta, el sesgo de normalidad nos condujo a la inacción en la planificación de recursos, la implementación de las cuarentenas, y el uso de las medidas sanitarias, agravando así la situación a nivel global.
