El ajuste psicológico tras la pérdida de la visión puede ser variado y depender de diversos factores. Veamos los elementos clave que influyen en cómo una persona puede adaptarse a esta condición.
Edad al momento de la pérdida
Las personas que experimentan la pérdida de visión en etapas más avanzadas de su vida tienden a enfrentar mayores dificultades para adaptarse. Esto se debe, en parte, a la disminución de la plasticidad cerebral, que es la capacidad del cerebro para reorganizarse y adaptarse a nuevos desafíos.
Además de esto, las personas mayores suelen haber desarrollado una mayor dependencia de su visión a lo largo de su vida, lo que hace que la adaptación sea más complicada. En este punto, las personas jóvenes se adaptan más rápido a esta pérdida.
Apoyo familiar y social
La presencia de familiares, amigos y la comunidad puede marcar una diferencia en el bienestar emocional de una persona en esta situación. Un sistema de apoyo fuerte proporciona esa solidez para reducir los sentimientos de aislamiento y aumentar la autoestima.
Acceso a recursos y servicios
Los servicios de rehabilitación, como el entrenamiento en el uso de bastones y otras tecnologías de asistencia, pueden mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad visual.
Aunado a esto, la asesoría psicológica especializada puede ayudar a las personas a manejar el estrés y la ansiedad asociados con la pérdida de visión y así lograr un ajuste más saludable.
Personalidad y resiliencia
Las características individuales, como la resiliencia y la capacidad de enfrentar las adversidades, también son factores determinantes en la adaptación a la pérdida de visión. Las personas con una actitud proactiva tienden a adaptarse mejor a su nueva forma de vida.