Concepto
La detección de agentes es un sesgo cognitivo que nos lleva a asumir que detrás de ciertos eventos o situaciones hay una intención o acción consciente, aunque no haya evidencia de ello. Este mecanismo es una adaptación evolutiva que ayudó a nuestros antepasados a sobrevivir, manteniéndolos siempre alerta ante posibles depredadores o amenazas.
Ejemplos
Imagina que caminas por el bosque y escuchas un crujido entre los arbustos. En ese momento puedes pensar que se trata de un animal peligroso o de otra persona acechándote, cuando en realidad podría ser solo el viento moviendo las hojas. Lo que sucede aquí es que tu mente atribuye el sonido que escuchaste a la presencia de un agente (Presencia externa) y esto te prepara para evitar un posible riesgo.
En una noche oscura, ves una sombra moviéndose en la pared de tu cuarto y sientes que alguien te observa. Aunque esto podría deberse solo al reflejo de las luces de un coche pasando por la calle, tu cerebro interpreta la sombra como si fuera causada por alguien, generándote así una respuesta de alerta.
Por último, al perder alguna cosa importante en tu casa, puedes pensar que algún tipo de espíritu travieso o que los duendes te han escondido dicho objeto. Por lo que, en lugar de considerar que tú o alguien más pudo haberlo movido a otro sitio por descuido, atribuyes esta desaparición a la acción de ciertos agentes de esta naturaleza.