En ocasiones, la pérdida de la visión hace que muchas personas dejen de lado ciertas actividades porque sienten que ya no pueden realizarlas como antes. Veamos algunas de las causas que propician este aislamiento.
Reducción de la movilidad y la accesibilidad
En algunos casos, la pérdida de visión implica renunciar a la capacidad de conducir y esto genera una mayor dependencia de otros tipos de transporte, los cuales no siempre están disponibles o no son accesibles. Esto limita las oportunidades de desplazarse en los entornos habituales.
Pérdida de confianza y seguridad
La disminución de la vista puede hacer que las personas se sientan más vulnerables, lo que puede llevar a una menor participación en las actividades que solían realizar. La falta de confianza para moverse en el entorno puede reforzar el deseo de aislamiento.
Impacto en las relaciones sociales
Las relaciones pueden verse afectadas debido a la falta de comprensión de los demás sobre cómo interactuar con quien ha perdido visión. Por otro lado, quien padece discapacidad visual puede sentir vergüenza o frustración por el miedo a no poder adaptarse a su nueva condición.