El aislamiento que se puede dar ante la pérdida de cierto nivel de visión o la ceguera total puede tener algunas consecuencias para quien padece este tipo de condición. Veamos las dos consecuencias más comunes.
Implicaciones en la salud mental
Quienes padecen pérdida de visión o ceguera tienen un mayor riesgo de desarrollar depresión o ansiedad. La falta de interacción con otras personas puede exacerbar ciertas sensaciones negativas, creando así un ciclo constante sobre estas mismas y por ende un deterioro de la salud mental.
Implicaciones en la calidad de vida
La reducción en la participación social puede llevar a una disminución en la calidad de vida. Las personas pueden perder el interés en actividades que antes realizaban o disfrutaban, lo que contribuye a una sensación general de desesperanza e inutilidad.