Los seres humanos somos emocionales y sociales, es decir, creamos vínculos afectivos con otras personas. Hoy vamos a conocer algunos de los factores que te hacen sentir atracción por otro individuo.
La atracción es un fenómeno basado en la acción de traer a alguien hacia ti que, gracias a una serie de cuestiones culturales, psicológicas y biológicas, resulta de tu agrado. Cabe decir que el nivel de atracción varía en función de qué factores son más compatibles contigo.
Definir la atracción es complejo. No obstante, una de las teorías de la psicología social propone que la atracción se basa en las gratificaciones que se obtienen de otros, es decir, que las acciones de otra persona te hacen sentir bien.
Por otro lado, para tener una atracción mutua, es importante dar lo que se recibe. El sentimiento de atracción puede disminuir si este parámetro es desequilibrado. Esto mismo aplica para cualquier tipo de relación que se considera sana.
Una investigación declaró que las dos características generales respecto a la atracción hacia otras personas son tener un aspecto saludable, con valores socialmente aceptados, y una personalidad adaptativa con un nivel cultural similar al otro.
A nivel global, la atracción considera varios factores como la proximidad, la semejanza, la reciprocidad, entre otras características de valor. El aspecto físico también es tomado en cuenta. Ahora veamos estos factores.
1. Características físicas
Cuando observas o conoces a alguien, el aspecto físico es una característica que define en primera instancia qué tanto interés provoca el otro en ti.
2. Proximidad
Este factor favorece la cercanía con gente que tiene mayor afinidad contigo. Por ejemplo, es muy probable que dos personas amantes de los deportes coincidan en un mismo espacio.
3. Semejanza
Esto es sentirte atraído hacia otra persona si hay similitud en cuanto a procedencia étnica, geográfica, religión, nivel cultural, clase social, edad, entre otras categorías. Este también tiene sus excepciones.
4. Reciprocidad
Mira este ejemplo. Imagina que eres amable con alguien, pero ese alguien no lo es contigo. Aquí no hay reciprocidad. Esto aplica para todos los casos en donde no hay una reciprocidad equilibrada.
Para finalizar, es preciso entender que cada individuo tiene preferencia por ciertos factores y existe también una gran variedad de otras características. Recuerda que la época, la cultura, los valores predominantes en la familia, entre otros aspectos, son piezas clave en la atracción hacia los demás.