Cuando una persona experimenta pérdida de visión, suele atravesar una serie de reacciones emocionales inmediatas. Vamos a explicar algunas de estas reacciones, así como sus implicaciones.
Estado de shock y negación
En esta reacción, la persona puede experimentar incredulidad y dificultad para aceptar la gravedad de su condición. Este mecanismo de defensa puede amortiguar el impacto emocional inicial, pero también puede retrasar la búsqueda de ayuda y la adaptación a la nueva realidad.
Ansiedad y miedo
La pérdida de visión afecta muchas áreas de la vida, como la capacidad para realizar tareas diarias, moverse con seguridad, y participar en actividades sociales. Estas dificultades, junto con la incertidumbre sobre el futuro y la ausencia del control, pueden provocar ansiedad y miedo.
Depresión y tristeza
La depresión puede surgir de la percepción de pérdida de independencia y cambios en la calidad de vida. Las personas con pérdida de visión son más propensas a experimentar depresión en comparación con la población en general.