El estrés es uno de los malestares más comunes hoy en día. De hecho, este se encuentra a la cabeza dentro de los motivos por los cuales muchas personas acuden a los profesionales de la salud mental. Para empezar, veamos un par de datos.
El estrés es una reacción del cuerpo ante situaciones que son percibidas como amenazantes o desafiantes. Esta respuesta está diseñada para protegerte en situaciones de emergencia, haciendo que estés alerta y preparado para evitar el peligro.
Sin embargo, cuando esta respuesta es constante debido a las exigencias de la vida moderna, puede llevar a problemas de salud física y mental. Ahora veamos algunas técnicas para mantener el estrés bajo control
1. Técnica de relajación
Esta te ayuda a reducir la tensión física y mental. He aquí los pasos.
- Encuentra un lugar tranquilo y siéntate o acuéstate cómodamente.
- Comienza tensando un grupo muscular, por ejemplo, los puños, esto durante 5 a 10 segundos.
- Relaja ese grupo muscular durante 20 a 30 segundos.
- Repite los pasos anteriores con diferentes grupos musculares en todo el cuerpo.
2. Técnica de respiración
Controlar la respiración puede ayudarte a calmar el sistema nervioso y, por lo tanto, disminuir el estrés. Vamos a los pasos.
- Siéntate o acuéstate cómodamente.
- Coloca una mano en tu pecho y la otra en tu abdomen.
- Respira profundamente por la nariz, asegurándote de que tu diafragma, no tu pecho, se expanda.
- Exhala lentamente por la boca.
- Repite esto varias veces hasta sentirte más relajado.
3. Entrenamiento en habilidades sociales
A veces, el estrés proviene de la interacción con otros individuos. Mejorar las habilidades sociales puede ayudarte a manejar estas situaciones estresantes. Estos son los pasos.
- Identifica situaciones sociales que te causen estrés.
- Practica habilidades específicas, como asertividad o escucha activa, en situaciones menos desafiantes.
- Implementa estas habilidades en situaciones más desafiantes a medida que te sientas más cómodo.
4. Resolución de problemas
Si el estrés proviene de problemas específicos, trabajar directamente en la resolución puede ser útil. Los pasos son estos.
- Define claramente el problema.
- Genera varias soluciones posibles.
- Evalúa las ventajas y desventajas de cada solución.
- Elige una solución y ponla en práctica.
- Evalúa el resultado y ajústalo según sea necesario.
Recuerda que si el estrés sobrepasa tus posibilidades para mantenerlo bajo control, acudir con un psicólogo es una mejor opción.