¿Te has preocupado por algo que quizás no es tan grave? Sin duda, las preocupaciones pueden robarte gran parte de tu energía y tiempo, pero no todas merecen tu atención. Aquí verás qué es una preocupación, cuál es la diferencia entre una preocupación real y una falsa, y cómo puedes identificar si esta es verdadera.
¿Qué es una preocupación?
Una preocupación es ese conjunto de pensamientos y sentimientos que tienes cuando anticipas que algo malo podría suceder en el futuro. Es como si tu mente se adelantara a los problemas antes de que ocurran. Aunque esta puede prepararte ante ciertas situaciones, a veces puede convertirse en una carga si le das demasiada importancia.
Diferencias entre una preocupación real y una falsa
Preocupación real
- Está basada en hechos, es decir, esta surge de situaciones concretas y evidentes.
- Presenta una alta probabilidad de ocurrencia, lo cual significa que el evento puede que suceda.
- Cuenta con algunas posibles alternativas, ya que puedes tomar medidas adecuadas para afrontarla.
Un ejemplo real es estar preocupado porque tienes un examen importante al día siguiente para el cual no has estudiado aún.
Preocupación falsa
- Está basada en suposiciones, ya que se origina de ciertos miedos o ideas sin fundamentos.
- Es poco probable que ocurra.
- No te ofrece ni te conduce a cosas útiles y solo te genera malestar.
Un ejemplo exagerado es preocuparte por que un meteorito puede caer en tu casa sin contar con ninguna información que indique tal posibilidad.
La clave para entender mejor las diferencias está en la probabilidad de ocurrencia y si puedes hacer algo al respecto. Las preocupaciones reales pueden motivarte a actuar, mientras que las falsas solo te agobian.
¿Cómo puedes identificar si una preocupación es real?
1. Analiza la evidencia
Pregúntate: ¿Qué pruebas tengo de que esto sucederá? Busca siempre la información que respalde o refute lo que estás experimentando. Si todo se basa en “Qué pasaría si…“, es posible que sea una preocupación falsa.
2. Evalúa la probabilidad
Considera cuán probable es que ocurra lo que estás pensando. Cuestiónate lo siguiente: ¿Ha sucedido antes? ¿Es algo que puede pasar o es una posibilidad remota? Si la probabilidad es baja, quizás no vale la pena preocuparte tanto.
3. Identifica los pensamientos exagerados
En ocasiones, nuestra mente nos juega trucos y exagera las cosas. Si notas que estás pensando en términos de “Siempre” o “Nunca“, o que estás imaginando el peor de los escenarios, detente y reconsidéralo.
4. Determina si puedes hacer algo
Si hay acciones concretas que puedes tomar para prevenirte o prepararte, entonces es probable que sea una preocupación real. Si no hay nada que puedas hacer, tal vez es mejor dejar ir esa idea tormentosa.
5. Busca una segunda opinión
Habla con alguien de confianza sobre lo que te preocupa. Otro punto de vista podría ayudarte a ver las cosas de manera más objetiva.
Ejemplo práctico
Te preocupa que tu jefe esté enojado contigo porque no te saludó por la mañana.
- Busca una evidencia: ¿Hay señales claras de que está molesto o pudo haber estado distraído?
- Analiza la probabilidad: Es común que las personas estén ocupadas o distraídas y quizás no saluden.
- ¿Qué puedes hacer?: Puedes acercarte y preguntarle si todo está bien.
En este caso, al analizar la situación, puedes determinar que probablemente tu preocupación no tiene fundamentos sólidos y, por lo tanto, puedes tomar una acción o alternativa adecuada para aclararla.
Concluyendo
Identificar si una preocupación es real es una opción saludable para mantener tu bienestar emocional. Al reconocer las diferencias entre una preocupación cierta y una falsa, y poner en práctica la identificación de las preocupaciones verdaderas, puedes enfocarte en lo que es importante en serio. Por otro lado, si sientes que no puedes manejarlas, un psicólogo puede ayudarte con ello.